Cuando éramos pequeños escuchábamos que había niñas y algunos niños que con mucha facilidad vomitaban la comida, y el tono con el que se comentaba era de aceptación de una conducta personal, resultado de cierta fragilidad estomacal, o sensibilidad personal, o baja aceptación de la comida en general, un poco “remilgosa” dirían.
Actualmente, sea el que fuere el motivo de tal conducta, si se presenta de manera frecuente y repetitiva, será necesaria una evaluación médica, ya que se ha encontrado por un lado que los problemas gástricos y conducta oposicionista con y durante la comida, son factores de riesgo a padecer trastornos de la alimentación, pero recordemos también que quien vomita alguna vez no tiene un trastorno.
A continuación se presentan los criterios que nos orientan a pensar en una paciente con bulimia nervosa, padecimiento que tiene que ser atendido por un especialista en el tema.
Bulimia Nervosa
A. Episodios recurrentes de atracones que se caracterizan por los dos hechos siguientes:
B. Comportamientos compensatorios inapropiados como el vómito autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo.
La autoevaluación se ve indebidamente influida por la constitución y el peso corporal.