Tenemos muchos años estudiándola y hemos descubierto cosas muy interesantes que nos permiten entender su función homeostática: generadora de equilibrio físico y emocional.
La “conducta alimentaria”, es el primer modelo natural para el manejo de la tensión. Podemos entenderla como uno de los principales modelos reguladores Bio-Psico-Familiares del ser humano, presente desde los primeros minutos de vida del bebé. Recordemos el llanto de un bebé, es un sonido lleno de dolor, que contrasta con la sensación de placidez, que sucede cuando el bebé ya comió. Que sucede ahí: el bebé descubrió que con una conducta, la alimentaria, resolvió su tensión interna, y adquirió de un solo golpe una gran seguridad, que será la semilla de la “auto-estima”, al estar nutrida por el auto-cuidado y la auto-efectividad.
Es decir identifica la tensión interna del hambre (auto-cuidado) y la soluciona con la conducta alimentaria (auto-efectividad), conquistando un estado de tranquilidad y seguridad (auto-estima).
Todo esto nos ayuda a entender por que todos, todo el mundo cuando vivimos un momento de tensión se nos antoja morder o comer algo, de manera refleja acude a nuestro arsenal de respuestas: la conducta alimentaria.
Pero cuando estos momentos de tensión se prolongan y se vuelven estados, podemos caer en una alteración de la conducta (que es temporal) o incluso en un trastorno.
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